dy>

La diferencia son 3 letras

 

¡Qué flaco favor ha hecho el término ADAPTACIÓN en la sociedad actual!

 

Y, es verdad, que para la especie humana es importante y necesaria la capacidad de adaptación en nuestra evolución y supervivencia de la especie.

¡No me queda la menor duda!

 

Sin embargo, la reflexión que quiero hoy compartir contigo no es sobre evolución, sino sobre involución. No es sobre la especie, sino sobre la sociedad.

 

 

Y la diferencia la marcan sólo 3 palabras. Sí, sí, sólo 3!!!

 

Porque encajar y pertenecer no es lo mismo

 

Somos seres sociales y el sentido de la pertenencia está muy arraigado en la especie humana. ¡Y es tu derecho de nacimiento!

Y ahí es preciso la capacidad de adaptación cuando la supervivencia está en juego.

Porque si te quedas solo, mueres.

¡Es puro instinto!

 

Ahora bien, encajar es otra cosa. Y tiene más que ver con ser aceptado en el grupo, en la tribu, CON todo y a pesar de todo. De renunciar a ser TÚ para quedar bien con lo demás (ya sea tu madre, pareja, amigos,..). Meterte en la caja de otros, vamossss.

 

Y aquí tienes las 3 palabras que marcan la diferencia: C O N

 

Encajar es involucionar porque te deshaces en el grupo y pierdes tu individualidad, tu originalidad, aquello que te hace único y te hace SER TÚ MISM@.

 

Espera, espera, espera… ¿y qué tiene que ver esto con las 3 palabras?

 

Sigue leyendo la Newsletter de este martes y te lo aclaro. Te doy un respiro… No deseo que te explote la cabeza.

 

✨SI TE QUEDAS EN LA SUPERFICIE,

NO PODRÁS SENTIR TU INMENSA PROFUNDIDAD✨

 

¿Cuántas veces has dicho “sí” cuando hubieras preferido decir que “no”?

¿Cuántas veces has callado por evitar que la otra persona se ofendiera o le sentara mal?

¿Cómo has hecho para encajar en un grupo en el que, quizás, no pudieras ser tú mism@?

¿Cuándo cediste con tu pareja un espacio significativo para ti o renunciaste a un valor no negociable para no entrar en conflicto?

 

Podría seguir preguntándote y no faltarían respuestas. Algunas reafirmarán tu valor y otras, quizá ahora, no te hagan sentir bien.

Y eso es justamente lo que está faltando: SENTIR.

 

 

¡Cuando no sientes, CONsientes!

 

Lo que está en medio de las preguntas y las respuestas anteriores siempre es algo tan intangible que, a menudo, lo pasamos por alto.

Y dependiendo de tu necesidad en cada momento, elegirás desde el amor o desde el miedo….aunque no lo sabrás al no prestar atención a tu emoción.

 

Y te lo quiero explicar con un ejemplo personal reciente. Un ejemplo de la vida cotidiana, una pequeña propuesta que podría haber aceptado y pasado por alto de no estar atenta a mi sentir.

 

¿Te ha pasado alguna vez que sentiste la presión por aportar un par de euros para alguna causa que tú no promoviste y, ni siquiera, te lo hubieras planteado de no haberlo iniciado otro?

Y, ¿qué hiciste entonces?

 

 Opción A. Contribuiste a la causa. Total, sólo eran unos pocos euros, no te costó nada, y seguro que quién te lo pidió, se dio cuenta de tu bondad. ¡Qué generosidad más grande!

 

 Opción B. Te escabulliste. Le hiciste la cobra, desapareciendo del horizonte para que no te encontrara. O simplemente, te “olvidaste de responder a aquel whassap” 

 

Opción C. Rechazaste la causa. Nunca respondes a ese tipo de peticiones (de dinero) porque te gusta ahorrar o disfrutarlo para ti. Además, estos regalos te parecen una cursilada 

 

¿Qué respuesta escogiste? ¿Alguna de ellas te identifica o te ha identificado en algún momento?

 

 

En realidad, cualquiera de ellas es perfecta según tu momento evolutivo y tu historia de vida. Te diré que casi he pasado por todas.

 

Pero a dónde, de verdad, quiero llegar es a que todas, absolutamente todas estas respuestas han surgido del automático. Del comportamiento aprendido y conocido con el que actúas. Asociadas a alguna respuesta en un momento anterior de tu historia que te resultó funcional.

 

El ANTES de tu verdadera respuesta

 

 Si te preguntas qué respuesta escogí yo, sigue leyendo porque elegí……..

 

Parar para sentir

Para dejar salir la respuesta

 

Ya no se trataba de los euros, ni de evitar decepcionar a otros, ni de no regalar a otros.

 

Se trata de lo que quieres realmente, no de CONsentir
(porque consentir es identificarte con el sentir del otro y no con el tuyo propio)
 

Rechacé la propuesta. No apoyaba al bien común, sino al premio individual.

 

Solemos ver la superficie y nos perdemos la riqueza que surge en las profundidades.

Solemos ver al líder de un equipo y nos olvidamos de quiénes trabajan empujando al líder.

Solemos ver al ganador de una carrera y denostamos a quiénes le impulsan a correr más rápido para superar a otros y a él mismo.

 

Y en este ejemplo personal que te cuento, ocurrió esto también.

 

Y no está mal…no representaba mi sentir.

 

¿Qué valor tendrán tus respuestas si reflexionas para responder antes de responder  automáticamente?


Si pudieras, por un momento, imaginar ser tú mism@ en cada uno de los entornos en los que te desarrollas y no dejar de serlo por miedo al qué dirán/pensarán de ti…

 

¿….cómo te sentirías?

¿….cómo cambiaría tu vida?

¿…qué elecciones harías?

¿…a qué personas elegirías como amigos, compañeros de trabajo, familia?

¿…dónde vivirías?


Déjame decirte que éstas respuestas que surgen en tu intimidad, en tu reflexión, en tu silencio,

 

Sí son tu derecho de pertenencia
 
Y eso NO es encajar y tampoco CONsentir

 

 

Feliz día! Feliz vida!

Comparte esta noticia en tus redes